Colombia propone trasladar al menos 70 hipopótamos que viven cerca de la antigua finca de Pablo Escobar, descendientes de cuatro importados ilegalmente de África por el fallecido narcotraficante en los años 80, a India y México como parte de un plan para controlar su población.
Los llamados "hipopótamos de la cocaína", que pesan hasta 3 toneladas, se han extendido mucho más allá de la hacienda de Napoles, ubicada a unos 200 kilómetros de Bogotá a lo largo del río Magdalena. Las autoridades ambientales estiman que hay alrededor de 130 hipopótamos en el área de la provincia de Antioquia y su población podría alcanzar los 400 en ocho años.
La hacienda de Napoles de Escobar y los hipopótamos se han convertido en una especie de atracción turística local desde que el capo fue asesinado por la policía en 1993. Cuando su finca fue abandonada, los hipopótamos sobrevivieron y se reprodujeron en los ríos locales y las condiciones climáticas favorables.
Los científicos advierten que los hipopótamos no tienen un depredador natural en Colombia y son un problema potencial para la biodiversidad, ya que sus excrementos cambian la composición de los ríos y podrían afectar el hábitat de manatíes y capibaras. El año pasado, el gobierno de Colombia los declaró como una especie invasora tóxica.
En 2021, después de que el gobierno colombiano fuera demandado por su plan de esterilizar o matar a los animales, un tribunal federal dictaminó que los hipopótamos pueden ser reconocidos como personas o "personas interesadas" con derechos legales en los Estados Unidos. Pero la orden no tiene ningún peso en Colombia, donde viven los hipopótamos, dijo un experto legal.
El área donde deambulan es un paraíso para los animales que no tienen depredadores y tienen suficiente alimento y agua, según informó el corresponsal de CBS News, Manuel Bojorquez, en 2019. Los lugareños los llaman los "mascotas del pueblo", pero un biólogo local dijo a Bojorquez que la especie "peligrosa" y "territorial" no lo es.
En África, los hipopótamos causan más muertes humanas que cualquier otro animal grande. Hasta ahora, no hay ataques conocidos en Colombia. Pero David Echeverri, quien trabaja con la agencia ambiental encargada de rastrear y administrar los hipopótamos en la región, dijo a Bojorquez que es solo cuestión de tiempo hasta que alguien resulte herido.
El plan de llevarlos a India y México se ha estado gestando durante más de un año, dijo Lina Marcela de los Ríos Morales, directora de protección y bienestar animal del ministerio de medio ambiente de Antioquia.
Los hipopótamos serían atraídos con comida hacia grandes contenedores de hierro y trasladados en camión al aeropuerto internacional de la ciudad de Rionegro, a 150 kilómetros de distancia. Desde allí, serían transportados en avión a India y México, donde hay santuarios y zoológicos capaces de acoger y cuidar a los animales.
El plan de traslado ha sido objeto de discusión y controversia en Colombia, ya que algunos grupos consideran que los hipopótamos forman parte del patrimonio natural del país y que no deberían ser trasladados a otros lugares. Sin embargo, los defensores de la medida argumentan que es necesario controlar la población de estos animales para proteger la biodiversidad y evitar riesgos para la seguridad humana.
El hecho de que los hipopótamos no tengan depredadores naturales en Colombia los convierte en una especie invasora que puede alterar el equilibrio ecológico del país. Además, su presencia en los ríos puede afectar a otras especies animales, como los manatíes y los capibaras, que habitan en estas aguas.
En este sentido, el traslado de los hipopótamos a otros lugares donde puedan vivir en un entorno controlado y sin amenazar el ecosistema local parece ser una solución razonable y viable. Aunque es cierto que estos animales son originarios de África y que su traslado a otros continentes podría plantear algunos desafíos logísticos y de adaptación, los santuarios y zoológicos especializados tienen experiencia en el cuidado de hipopótamos y podrían ofrecerles un hogar adecuado.
En definitiva, el plan de traslado de los hipopótamos de Pablo Escobar a India y México es una medida necesaria para proteger la biodiversidad y garantizar la seguridad humana en Colombia. Aunque todavía hay algunos detalles por resolver, como el costo del transporte y la adaptación de los animales a su nuevo entorno, se espera que este proyecto pueda llevarse a cabo con éxito en los próximos meses.