A medida que aumentan los temores de que Rusia invada Ucrania, el secretario de Estado de EE. UU., Anthony Blinken, y el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergi Laroov, se dieron la mano para tomarse una foto después de sus tensas negociaciones.
Blinken dijo que no espera que sus diferencias se resuelvan hoy en Ginebra, y la reunión fue una prueba para ver si la Diplomacia seguía siendo una opción viable.
Rusia tiene más de 100.000 soldados cerca de la frontera con Ucrania, pero niega tener planes de invasión, a pesar de que Estados Unidos acusó a Rusia de planear una operación de bandera falsa. Una operación de bandera falsa es cuando Rusia ataca a sus propias tropas y culpa a la oposición en un esfuerzo por darle una razón para invadir Ucrania.
Blinken dijo que le dijeron a su homólogo ruso que si Rusia invadía Ucrania, enfrentarían una respuesta unida, rápida y severa.
La semana pasada, Alemania también advirtió a Rusia y el ministro de Relaciones Exteriores de Polonia dijo que Europa y Rusia estaban cerca de la guerra.
El presidente Vladimir Putin ha emitido demandas a Occidente que, según él, se refieren a la seguridad de Rusia, incluido que se impida que Ucrania se una a la OTAN.
Quiere que la alianza defensiva occidental abandone los ejercicios militares y deje de enviar armas a Europa del Este, que Moscú ve como su patio trasero.
En una conferencia de prensa posterior a la reunión, Lavrov acusó a la OTAN de trabajar en contra de Rusia. Reiteró la posición de Moscú de que "nunca ha amenazado al pueblo ucraniano" y no tiene planes de atacar a Ucrania.
Rusia también ha amenazado con enviar tropas a Cuba y Venezuela, amenaza apuntada hacia EE.UU.
El presidente de China, Xi, también dijo que los líderes mundiales deben abandonar su mentalidad de guerra fría, algo que algunos expertos diplomáticos dicen que fueron palabras dirigidas a Vladamir Putin, aunque el presidente chino no mencionó su nombre directamente.