En apenas tres años, Luiz Inácio Lula da Silva pasó de preso a presidente electo.
Después de ser encarcelado por cargos de corrupción, el izquierdista da Silva diseñó una sorprendente resurrección política el domingo al ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, mordiéndose las uñas, sobre el actual presidente derechista Jair Bolsonaro.
Con casi todas las boletas contadas, los resultados oficiales le dieron a da Silva, quien fue presidente durante dos mandatos, el 50,8% de los votos en comparación con el 49,2% de Bolsonaro. Da Silva prestará juramento por un período de cuatro años el 1 de enero.
"Estoy muy feliz", dijo Víctor Costelo, de 33 años, quien trabaja en publicidad, mientras celebraba en las calles de Sao Paulo llenas de simpatizantes de da Silva, muchos de ellos vestidos con los colores rojos de su Partido de los Trabajadores. Después de cuatro años de Bolsonaro, a quien Costelo calificó de autoritario, dijo, "los próximos cuatro años serán más esperanzadores para nosotros".